El blanqueamiento es un tratamiento dental estético que reduce el tono de las piezas dentales a fin de mostrarlas más blancas, brillantes y con un aspecto saludable, cuidado y atractivo.
Blanqueamiento dental en la consulta odontológica:
Tiene lugar en la clínica dental mediante la aplicación de un agente blanqueador a base de peróxido de hidrógeno. Es necesario realizar previamente una profilaxis adecuada y revisar que la cavidad oral está sana.
Después, se aísla la zona a tratar, de tal forma que se evite el contacto del agente blanqueador con los tejidos periodontales. Posteriormente se añade el agente blanqueador.
Se trata de un método rápido ya que solo se necesitan 1 o 2 sesiones. Da muy buenos resultados, ya que se maneja una alta concentración del componente blanqueante siempre bajo el control de un dentista.
Blanqueamiento dental ambulatorio:
Se trata de una opción no tan efectiva, ya que su realización fuera de clínica implica que las concentraciones sean menores.
Para su aplicación se necesita una férula en la que el paciente aplicará el gel blanqueador durante el tiempo indicado y el periodo pautado por el dentista.
Aunque el número de horas que se deben llevar las férulas es indicado por el dentista, lo habitual es que el paciente las lleve cuatro o cinco horas al día cuando está en su casa.
Este tipo de blanqueamiento dental también puede ser complementario del blanqueamiento en consulta dental y siempre resultará más económico.
Debemos recordar que sea cual sea el procedimiento realizado, debe ser el odontólogo el que acuerde con el paciente cuál es el tratamiento más adecuado.
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