Como sabéis,el agua de las piscinas, es tratada con un alto componente de cloro que favorece el mantenimiento del ph, sobre todo el agua de piscinas comunitarias, para evitar así hongos, algas, bacterias o cualquier otra infección que pueda afectar al agua.
Pero, ¿sabías que estos elevados niveles de cloro pueden dañar el esmalte de los dientes?
Estos componentes químicos hacen que las proteínas que tenemos en la saliva se descompongan incrementando los depósitos orgánicos en los dientes, ya que cuando nos sumergimos en una piscina a nadar, el agua está en contacto directo con los dientes durante todo el tiempo que dura el ejercicio.
Esto hará que las bacterias puedan adherirse con más facilidad, lo que dará lugar a la formación de placa que, con el tiempo, producirá el famoso sarro.
¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Podemos seguir una serie de recomendaciones para cuidar nuestra salud dental y la de nuestros hijos.
Elegir piscinas de agua salada, ya que son menos agresivas tanto para la salud dental como para la dérmica.
Es recomendable elegir playa antes que piscina.
Y, por último, en caso de acudir a piscinas, es importante evitar que los mas pequeños se llenen la boca con agua de la piscina para jugar.
Desde Redondo&Cardoso queremos que goces de una excelente salud bucodental, por eso te animamos a realizar revisiones periódicas y manteniendo una buena higiene dental.
Podéis contactar con nosotros a través de nuestro número de teléfono, nuestro correo electrónico o nuestras redes sociales.