Se denomina maloclusión dental al mal encaje del maxilar superior y de la mandíbula inferior y/o cuando existe un mal alineamiento de los dientes. Además, hace referencia a la posición que las estructuras dentofaciales adquieren en sus facetas morfológica, funcional y estética.
Causas de una oclusión defectuosa
La maloclusión o mala mordida se debe a numerosos factores donde se incluyen las causas hereditarias, defectos congénitos o incluso los hábitos adquiridos en la primera etapa de la vida. Los más habituales son los siguientes:
- Diferencia entre el tamaño de la mandíbula superior e inferior, o diferencia entre el tamaño de la arcada y los dientes. Es en estos casos cuando se producen apiñamientos, espaciamientos de dientes y/o una mordida irregular.
- Hábitos de la infancia. La costumbre infantil de chuparse el dedo u otras como la de presionar los dientes con la lengua, también pueden ser causantes de una mala oclusión.
- Pérdida de dientes. Cuando existe un diente faltante, los dientes adyacentes siempre tenderán a moverse para tratar de llenar ese espacio. Es por ello que la mordida se modifica y pasa a no encajar de manera correcta.
- Un golpe o fractura de la mandíbula también puede ser causa de que se produzca una maloclusión.
Tipos y clases de maloclusión
La mala oclusión se puede clasificar en diferentes tipos dependiendo del plano en el que se produzca:
1. Maloclusiones en el plano vertical:
La mordida correcta supone que un tercio de la arcada superior solape la inferior. Cuando no ocurre así, pueden darse dos posibles maloclusiones:
- Mordida abierta: No existe un solapamiento de los dientes en el plano vertical.
- Sobremordida: Los dientes de la arcada superior superan más de un tercio a los dientes inferiores. En casos graves, los dientes superiores pueden llegar a cubrir el 100% de los inferiores, llegándose incluso a morderse el paladar.
2. Maloclusiones en el plano transversal:
- Mordida cruzada: Ocurre cuando la arcada superior se sitúa por dentro de la inferior, y puede deberse a causas esqueléticas o dentarias.
- Mordida en tijera: La arcada superior sobresale en el plano transversal más de lo debido, por lo que no contactan las cúspides.
3. Maloclusiones en el plano anteroposterior:
Se clasifican en tres tipos:
- Clase I: Es la que se considera la mordida normal y correcta, y se produce cuando el canino superior se sitúa por detrás del canino inferior.
- Clase II: La arcada superior está adelantada con respecto la arcada inferior a nivel canino y molar, por lo que se genera un resalte aumentado (la distancia entre los dientes de arriba y los dientes de abajo es de más de 1-2 milímetros).
- Clase III: La arcada inferior se encuentra adelantada con respecto de la superior por causa esquelética o dentaria, por lo que se produce un resalte invertido.
Además de las clases de maloclusión aquí descritas, existe también un tipo mordida que se produce en cualquiera de los tres planos anteriores: las asimetrías dentarias. Se identifican porque las líneas medias y/o las arcadas dentarias se desvían por causas dentarias o esqueléticas.
Consecuencias derivadas de una mala mordida
Las consecuencias de una maloclusión son numerosas, algunas de ellas de gran importancia para el devenir diario y se describen a continuación:
- Problemas derivados de la función mandibular: Una mala oclusión no permite una masticación adecuada de la comida, dado que no existe el contacto adecuado entre los dientes superiores e inferiores. Es por ello que los pacientes que lo padecen suelen tener problemas digestivos.
- Problemas derivados del apiñamiento dental: Unos dientes apiñados favorecen que los restos de comida se acumulen en los espacios interdentales. Además, como su posición dificulta una correcta higiene, estos pacientes serán más propensos a desarrollar caries y enfermedades periodontales.
- Bruxismo: La maloclusión provoca, en muchas ocasiones, que el paciente rechine o apriete los dientes de manera anormal y por lo tanto, se produzca un desgaste de los mismos.
- Problemas respiratorios: Las maloclusiones esqueléticas severas, donde existe una alteración del tamaño y posición de los maxilares, pueden conllevar problemas respiratorios durante el sueño: ronquidos, apnea del sueño… Asimismo, en ocasiones, un sobrecrecimiento del maxilar superior puede hacer que un paciente no pueda cerrar los labios sin realizar cierto esfuerzo, por lo que puede estimularse la respiración oral y provocar además, problemas de encías.
- Problemas en el habla: Algunas maloclusiones pueden favorecer ciertas dificultades en el habla, que pueden acompañarse de dolores articulares en la mandíbula.
- Problemas estéticos: La posición incorrecta que adquieren las mandíbulas en los casos de maloclusiones pueden provocar asimetrías y rostros poco armónicos, por lo que, en muchas ocasiones, generan problemas psicológicos y complejos en el paciente.
Tratamientos para corregir una mala mordida
Cuando hablamos de maloclusión, la edad más temprana para realizar el tratamiento será la más idónea, ya que siempre será más sencillo corregir un problema de mordida cuando la mandíbula aún se encuentra en su fase de crecimiento.
Así, la gran mayoría de problemas de mordida se solucionarán con un tratamiento de ortodoncia -ya sea aparatología funcional o tratamientos de ortodoncia para adultos- junto con un posterior sistema de retención.
En cuanto a la edad adulta, en la gran mayoría de casos la mala oclusión podrá corregirse con tratamientos de ortodoncia, en ocasiones combinados con extracciones. Sin embargo, en casos muy severos y/o en los que el paciente sufra de complejos que le impidan relacionarse de manera habitual, se irá un paso más allá y se optará por la cirugía ortognática combinada con un tratamiento de ortodoncia. Está intervención estará encaminada a la corrección de la mordida, así como a la obtención de un rostro más armónico que cumpla las expectativas del paciente.
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