Seguro que has podido leer o escuchar un reciente estudio de la Universidad de Manchester (Reino Unido), donde se pudo constatar que los cepillos de dientes contienen de media 10 millones de bacterias, entre las que se encuentran la Escherichia coli o los estreptococos. Esto se debe a la contaminación cruzada que puede producirse tanto de la boca al cepillo como del cepillo a la boca. También hemos escuchado que la boca es la parte del cuerpo que más bacterias alberga, lo cual es cierto.
Además, casi la totalidad de las personas guardan su cepillo de dientes en el baño, el cual es el lugar de la casa en el que hay una mayor cantidad de bacterias, que pueden acabar en el cepillo de dientes —y posteriormente en nuestra boca— con gran facilidad. Y es que, por ejemplo, cada vez que tiramos de la cadena del inodoro, las bacterias intestinales o los gérmenes fecales se liberan en el aire. Además, podremos encontrar una mayor cantidad de bacterias si no bajamos la tapa al tirar de la cadena o si el baño no tiene una buena ventilación.
Todas estas circunstancias no deben alarmarnos ya que ha ocurrido siempre y son muy pocos los casos de infección por causa del cepillado de dientes. No tenemos asustarnos pero debemos conocer cuáles son los agentes infecciones más comunes, así como los cuidados para minimizar el riesgo de infección.
Según nuestro equipo de odontólogos, Dr. Antonio Pérez Cardoso y Dr. Álvaro García Redondo , los virus y bacterias más comunes en nuestro cepillo y que puede ser motivo de contagio son: Gripe (enfermedad infecciosa que afecta a las vías respiratorias), herpes simple tipo 1 (infección que provoca llagas alrededor de la boca o en el rostro), E. coli (bacteria que vive en el intestino normalmente inofensiva, puede provocar dolores estomacales, vómitos y diarrea), Estreptococos (grupo de bacterias que pueden producir infección en la garganta, escarlatina o impétigo), Estafilococos (bacterias que están en nuestra piel sin ocasionar daños,y en ocasiones excepcionales provocan infecciones cutáneas)
Por todo ello, y aunque es muy difícil evitar completamente el crecimiento y desarrollo de bacterias, nuestros especialistas de REDONDO&CARDOSO detallan los cuidados para que la herramienta de cepillado esté lo más limpia posible:
1. Lávate las manos antes de cepillarte los dientes : Antes de utilizar tu cepillo de dientes, para no transferir bacterias a éste a través de las manos.
2. Enjuaga las cerdas del cepillo debajo del agua caliente: Tras el cepillado, frota bien las cerdas con los dedos para eliminar tanto los restos de la pasta de dientes como los de alimentos.
3. No tapes las cerdas del cepillo cuando están húmedas: Un ambiente húmedo y cálido es ideal para el crecimiento bacteriano. Por eso, guárdalo de manera vertical y déjalo secar, y una vez seco, ponle una tapa.
4. Sumerge el cepillo en un enjuague bucal antibacteriano: hazlo cada semana y reducirás la cantidad de bacterias que crecen en tu cepillo. otra solución de limpieza más contundente será: dissolver un comprimido para limpiar dentaduras en un vaso de agua, Cada 15 días aproximadamente para limpiar tu herramienta de cepillado.
6. Renueva el cepillo de dientes cada tres meses aproximadamente: Este sería el plazo máximo, pero si observas cualquier deterioro del cepillo antes de este plazo renuévalo con antelación.
7. Cambia el cepillo después de haber estado enfermo: Si has pasado por una enfermedad (una gripe, por ejemplo) cambia el cepillo una vez te hayas recuperado.
8. Nunca utilices el cepillo de dientes de otra persona: A pesar de que parezca una recomendación extraña, hay personas que no ven inusual utilizar el cepillo de su pareja por ejemplo. Sin embargo, nunca deberías hacer esto. Asimismo, y esto sí es muy habitual, te recomendamos que evites el contacto directo entre los cepillos de personas diferentes. Evitar, por tanto, que varios miembros de la familia tienen los cepillos en un mismo vaso.
De esta manera, será más fácil que el cepillado cumpla su misión fundamental de mantener la higiene de dientes y encías, en lugar de convertirse en un foco de infección inesperado.